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Este personaje de la atracadora que aparece en
Porque te gusta está inspirado en una cosa que nos pasó a Eva, mi novia de entonces, y a mí en uno de esos “cajeros-habitación”.
Al entrar no pusimos el pestillo y mientras sacábamos pasta se coló una yonqui a pedirnos dinero. Eva le dijo que no y cuando parecía que la tipa se iba, nos sacó un cuchillo enorme que daba bastante miedito y le soltó: “no te pincho porque vas con un tío”. Fue un instante, pero en aquel momento nos dimos cuenta de que, encerrados en aquel cajero, habíamos estado a un paso de que hubiera pasado algo realmente chungo. (Aunque verdaderamente, el efecto de las drogas sobre la percepción humana debe ser devastador, porque cualquiera puede ver que mi aspecto físico es cualquier cosa menos temible, ja ja)
Aunque no pusimos ninguna denuncia, un par de días después, la policía se presentó en el curro de mi novia para que identificara a la yonqui en unas fotos. Por lo visto, la tía había atracado a más gente esa noche, habían revisado las imágenes del cajero y nos habían encontrado por los datos de la tarjeta de Eva (¡!) Luego me tocó a mí pasarme por la comisaría de Vía Layetana para identificar a la atracadora en una serie de fotos. Recuerdo que el informe policial que tuvimos que firmar relatando lo que había pasado era absolutamente descacharrante, una de esas joyas de la literatura burocrática llena de faltas de ortografía y sintaxis surrealista que por desgracia no consigo encontrar por ninguna parte…
El culebrón de la yonqui se alargó un poco más cuando nos citaron para el juicio, que por no sé qué historia, al final no se celebró. Lo último que recuerdo de todo esto es que un día nos la cruzamos por las Ramblas.